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A FINALES DEL 2010, UNOS MESES ANTES DE SU REPENTINA MUERTE, EL GRAN PIANISTA E ÍCONO DEL JAZZ HECHO EN MÉXICO, EUGENIO TOUSSAINT (1954-2011), TUVO A BIEN DEFINIR AL JAZZ MEXICANO COMO UN #BICHORARO.

BICHO RARO. UNA EPIDEMIA DE JAZZ MEXICANO ES UN PROYECTO AUDIOVISUAL DE CORTE EXPERIMENTAL, CONFECCIONADO ESPECIALMENTE PARA LAS REDES SOCIALES (RRSS).

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BICHO RARO SE TRANSMITIRÁ PRINCIPALMENTE EN LAS RRSS DE POLYTROPOS (FACEBOOK, YOUTUBE, INSTAGRAM Y EN ESTE MISMO APARTADO DE NUESTRA PÁGINA WEB). 

A TRAVÉS DE ESTOS MEDIOS EL JAZZ HECHO EN MÉXICO TENDRÁ EL IMPACTO QUE SE MERECE.

STATEMENT

BICHO RARO. UNA EPIDEMIA DE JAZZ MEXICANO es un muestrario heteróclito audiovisual de cuanto ocurre discursivamente en la ecología del jazz nacional, abrazando en un mismo proyecto documental antológico fraccionario, la divergencia de opiniones de quienes integran este fascinante universo: no pensar igual que el otro sobre un mismo tema; sus abordajes desiguales: pensar un mismo tema desde otra perspectiva; y la diversidad disciplinaria: acercarse a un determinado fenómeno desde campos del saber diferentes. 

 

Ante la compleja realidad cultural del jazz hecho en México, sabemos que aquello que sobrevive y permanece es la ausencia de un único modelo de ser jazzista y de hacer jazz. Lo anterior, empero, no es exclusivo de los ejecutantes, la noción también se aviene al resto de los actores y figurantes de la escena. No hay dos clubes de jazz iguales, no existen dos locutores idénticos enfocados en el jazz ni tampoco dos gestores culturales con las mismas propuestas. En suma: no hay un paradigma definitivo ni definitorio en la creación jazzística. Ahí estriba la riqueza del jazz mexicano y la enorme oportunidad poliédrica de BICHO RARO.  

 

Por ello mismo, en este proyecto la mirada de POLYTROPOS AC, una productora cultural independiente que lleva imbuida en el jazz mexicano desde el 2010, se posa, entre otros aspectos, en conocer el trascendental impacto de la irrupción del internet; los logros internacionales de sus talentos destacados; los postulados de los críticos; la dialéctica entre la independencia y el ámbito comercial; la oferta educativa y laboral; las inquietudes sociales colectivas; la profesionalización de la comunidad; las áreas de oportunidad; y en la era digital —con sobrada razón—, la imagen y los rasgos de la personalidad de quienes integran la ecología del jazz mexicano.

 

En la medida en que ésta reflexione sobre sí misma y sepa reconocerse a nivel sonoro y visual, provista de pensamiento crítico, será capaz de crear una diégesis propia; de igual forma, el jazz mexicano obtendrá un espacio en la narrativa internacional del género; y podrá encontrar soluciones pertinentes para los contratiempos y las incertidumbres que sin duda aguarda el futuro. Esto y todo lo anterior, resulta fundamental para generar y encausar rutas productivas hacia una intelectualización, historización y mediatización del quehacer jazzístico en México.

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